El Gobernador de Nuevo León, Samuel García, ha vuelto a poner sobre la mesa los acuerdos ambientales en su más reciente reunión con el director de Pemex, Víctor Rodríguez, realizada el pasado lunes en la Ciudad de México. En esta junta, el Mandatario emecista presentó cinco supuestos compromisos relacionados con el medio ambiente, entre ellos reducir las emisiones de la Refinería de Cadereyta y mejorar la calidad de las gasolinas en la Zona Metropolitana de Monterrey. Sin embargo, los puntos presentados no son nuevos; se trata de promesas que se han repetido durante años sin resultados concretos ni plazos establecidos.
En su publicación, Samuel García agradeció el apoyo de Pemex para construir un “Nuevo León limpio y con energía”, acompañando el mensaje con una fotografía del encuentro. Pero detrás de las palabras, persiste la falta de claridad y de compromisos formales que puedan traducirse en mejoras reales para la calidad del aire en la entidad.

Acuerdos ambientales sin fechas definidas
Uno de los puntos destacados en los acuerdos ambientales es la instalación de filtros y desulfuradoras en la Refinería de Cadereyta, una promesa que ya acumula años de retrasos. Desde agosto de 2020, el Gobierno federal había anunciado una inversión multianual de 4 mil millones de pesos para reducir las emisiones contaminantes de esta planta. Posteriormente, en noviembre de 2021, cuando Samuel García ya era Gobernador, se volvió a presentar un programa con un presupuesto de mil 500 millones de pesos en equipo y tecnología para atacar el problema.
A pesar de estos anuncios reiterados, las emisiones continúan siendo motivo de fuertes críticas por parte de asociaciones civiles y partidos políticos. La ciudadanía sigue a la espera de acciones concretas que se traduzcan en aire más limpio y en una mejora tangible de la salud pública. Sin fechas claras ni mecanismos de seguimiento, el escepticismo crece entre los habitantes del área metropolitana.
Gasolina limpia, uno de los acuerdos ambientales pendientes
Dentro de los acuerdos ambientales, Samuel García también retomó el compromiso de gestionar gasolina menos contaminante para Monterrey y su zona conurbada. Este asunto no es nuevo: el gobierno anterior comenzó las gestiones en 2017, buscando disminuir los niveles de contaminantes derivados del parque vehicular.
Desde el inicio de su mandato, el propio García aseguró que daría continuidad a esta demanda, pero hasta el momento no se ha avanzado de manera concreta. Mientras tanto, los ciudadanos siguen respirando un aire que frecuentemente supera los límites de calidad recomendados por organismos internacionales. La falta de avance ha llevado a cuestionar la verdadera voluntad política detrás de estas iniciativas.
Participación de Pemex en la CAMe
Otro de los anuncios destacados en los acuerdos ambientales fue la integración de Pemex a los trabajos de la Comisión Ambiental Metropolitana (CAMe). Este compromiso ya se había planteado en marzo pasado y busca involucrar a la paraestatal en las estrategias regionales para combatir la contaminación.
Aunque la inclusión de Pemex podría representar una oportunidad para fortalecer las políticas ambientales, expertos advierten que sin acciones inmediatas y medibles, este tipo de acuerdos se quedan en el papel. Además, la falta de transparencia y la ausencia de un cronograma detallado generan dudas sobre el impacto real que pueda tener esta integración en la calidad del aire.
Mientras tanto, la administración estatal continúa recibiendo críticas por reciclar compromisos que parecen más un recurso mediático que un plan serio y efectivo para mejorar las condiciones ambientales. La ciudadanía exige resultados concretos y no sólo discursos que se repiten año con año.
Array