El colectivo Lupa Ciudadana, encabezado por el activista Ignacio “Nacho” Alvarado, ha alzado la voz para denunciar la grave contaminación del agua en los cauces que rodean la planta Dulces Nombres. El señalamiento no es nuevo, pero sí más urgente que nunca. Alvarado exige una investigación judicial independiente, pues el problema no se limita a un fallo técnico, sino a una cadena de omisiones que involucran a dependencias del gobierno estatal.
El activista asegura que la contaminación proviene de las descargas de la planta tratadora hacia el río Ayancual, el cual conecta directamente con el río Pesquería y más tarde con el río San Juan, hasta llegar a la presa El Cuchillo. De ahí, el agua contaminada termina regresando a los hogares de Monterrey y su área metropolitana.
💧 Mientras el góber se enfoca en el Mundial, el agua de NL se va por el drenaje.
— La Sultana Informa (@sultana_informa) October 15, 2025
Nacho Alvarado exige una investigación real sobre la contaminación de los ríos y el mal manejo en la planta Dulces Nombres.
¿Estamos bebiendo agua limpia o solo creemos que sí? 💭 pic.twitter.com/a8ffXX8x07
Parques Y Vida Silvestre: Juez Y Parte
La denuncia presentada por Alvarado tiene un punto medular: el conflicto de interés de Parques y Vida Silvestre. Esta institución depende del propio gobierno de Samuel García, lo que impide una revisión imparcial sobre las irregularidades detectadas.
“No podemos esperar transparencia de quienes están bajo las órdenes del mismo jefe político”, subrayó el activista.
La propuesta del colectivo es que un organismo autónomo, sin vínculos con el Ejecutivo estatal, realice la investigación. La confianza pública está en juego, especialmente después de múltiples episodios de contaminación en los últimos meses.
La Mancha Que Crece
El 1 de marzo, habitantes de la zona reportaron la aparición de un enorme charco de agua turbia, más grande que una cancha de futbol, a escasos metros de la planta Dulces Nombres. No había llovido y no existía explicación oficial. La situación encendió alarmas, pues demostraba que el problema podía ser constante y oculto.
Semanas después, el 5 de junio, el río Pesquería amaneció cubierto de peces muertos. La escena era un recordatorio de que la contaminación del agua ya no es un asunto invisible. Los desechos industriales, las bacterias y los químicos acumulados están destruyendo el ecosistema local.
Vecinos Cansados Del Silencio Oficial
En agosto, nuevas denuncias ciudadanas apuntaron hacia descargas de aguas sucias visibles en el río Ayancual. Videos y fotografías circularon en redes sociales, mostrando ductos que vertían líquido oscuro hacia el cauce. Las autoridades guardaron silencio, y la Secretaría de Medio Ambiente se limitó a mencionar “procesos de revisión”.
Los habitantes de Pesquería, Cadereyta y comunidades cercanas viven con miedo e incertidumbre.
“Nos dicen que el agua es tratada, pero el olor y el color cuentan otra historia”, comenta un vecino de la zona.
La Ruta Del Agua Sucia
El recorrido del agua es inquietante. Sale contaminada de la planta Dulces Nombres, pasa por el río Ayancual, después al río Pesquería y finalmente al río San Juan, donde se alimenta la presa El Cuchillo. Ese mismo líquido es el que, después de un proceso superficial, vuelve a las casas. Un ciclo viciado que se repite sin control.
La denuncia de Nacho Alvarado busca romper ese círculo de impunidad y forzar al Estado a rendir cuentas. “No se trata de política, sino de salud pública”, afirmó en su declaración judicial.
¿Dónde Está El Gobernador?
Mientras tanto, Samuel García se muestra más activo en temas de imagen y promoción internacional que en resolver los problemas de fondo. Las redes oficiales del gobierno estatal hablan de eventos, foros y preparativos del Mundial, pero guardan silencio sobre los ríos contaminados y las denuncias ambientales.
La prioridad parece clara: el espectáculo sobre la supervivencia. Las instituciones ambientales, subordinadas a la agenda política, permanecen inmóviles ante una crisis que afecta directamente a la población.
Un Estado Que Se Lava Las Manos
El caso de la planta Dulces Nombres no es un hecho aislado. Es el síntoma de un modelo de gestión que prefiere maquillar los problemas antes que enfrentarlos. Mientras las cámaras se enfocan en los estadios, los ríos de Nuevo León se oscurecen con desechos.
La pregunta final de Alvarado resuena con fuerza:
Array“¿Estamos bebiendo agua limpia o solo creemos que sí?”