Chloë Grace Moretz y Kate Harrison sorprendieron a todos sus seguidores con la noticia de que ya son oficialmente esposas. La actriz y la modelo decidieron dar este importante paso después de casi siete años de relación y ocho meses de preparativos. Su enlace, lejos de seguir lo tradicional, se convirtió en un evento que reflejó fielmente su estilo, autenticidad y complicidad.
La boda tuvo lugar el pasado fin de semana en un entorno privado. Aunque la ceremonia fue íntima, estuvo llena de detalles que marcaron la diferencia. Documentada por Vogue Weddings, la celebración llamó la atención no solo por la moda y los atuendos de las novias, sino también por las actividades poco comunes que se desarrollaron durante el evento.
Los invitados disfrutaron de experiencias fuera de lo habitual. Paseos a caballo, juegos de póker y hasta un baile en línea fueron parte del programa. Esta dinámica rompió con la idea de una boda rígida y convencional, para dar paso a una fiesta relajada, divertida y con un aire único.
Una boda llena de estilo y complicidad
El estilo fue un elemento central en la ceremonia. Las novias confiaron sus atuendos al diseñador Nicolas Ghesquière, director creativo de Louis Vuitton. Chloë eligió un vestido azul celeste de corte recto, acompañado por guantes largos en el mismo tono y un velo clásico que aportó un aire sofisticado. Kate, en contraste, deslumbró con un diseño blanco de escote palabra de honor, detalles de plumas y un velo de catedral que completó un look elegante y moderno.
La moda no se detuvo en ese primer momento. Más tarde, ambas decidieron cambiar sus atuendos para dar paso a un ambiente más festivo. Chloë apareció con un conjunto blanco formado por chaqueta, pantalón y sombrero vaquero, mientras que Kate optó por un corsé con pantalones y una delicada sobrecapa transparente. Este giro en la vestimenta dio un aire renovado a la celebración y mostró cómo las dos disfrutan de la versatilidad en la moda.
Los cambios de atuendos no fueron solo un detalle estético. También hablaron del carácter de ambas y de cómo buscan expresarse a través de lo que visten. Así, el evento se convirtió en una pasarela íntima que reflejó no solo elegancia, sino también autenticidad.
Una historia de amor discreta y constante
La relación entre Moretz y Harrison comenzó en 2018, cuando fueron vistas juntas en un restaurante de Malibú. Desde aquel momento, la pareja optó por mantener su vida privada en la mayor discreción posible. A lo largo de los años, prefirieron que su historia de amor se desarrollara fuera de los reflectores, aunque en ocasiones fueron captadas por la prensa.
La confirmación de su compromiso llegó en enero de 2025. Ambas compartieron en redes sociales fotografías de sus anillos, diseñados en colaboración con la joyera Elizabeth Potts. Las piezas, con diamantes victorianos, representaron la unión de estilo clásico con un toque personal y significativo.
En entrevista posterior, Chloë explicó lo que esta boda significaba para ellas: “Llevamos casi siete años juntas, y esta boda es una nueva forma de prometer que nos elegiremos cada día”. Sus palabras reflejaron la importancia de consolidar un vínculo que ha crecido con constancia y discreción.
Kate, por su parte, confesó que uno de los momentos más especiales fue la llamada “primera mirada”, cuando pudo ver a Chloë vestida de novia. Esa experiencia, aseguró, fue lo que más la emocionó durante todo el proceso de la boda.
La pareja demostró que no era necesario compartir cada detalle con el público para tener una historia sólida. La privacidad, lejos de debilitar su relación, les permitió llegar a este momento con un vínculo más fuerte y auténtico.
Una celebración que refleja su esencia
Más allá de la moda y los escenarios, lo que más destacó fue que la boda reflejó la esencia de ambas. Desde las actividades hasta la organización, todo estuvo diseñado para mostrar cómo disfrutan de su vida en común.
El ambiente combinó momentos de elegancia con otros de diversión. Los invitados no solo fueron testigos de una unión, sino de una fiesta que integró tradición, estilo personal y actividades poco comunes. Fue una forma de demostrar que la autenticidad puede estar presente incluso en eventos cargados de simbolismo.
El hecho de que cambiaran de atuendo, organizaran actividades poco convencionales y optaran por mantener la privacidad, confirmó que lo más importante era que la boda tuviera sentido para ellas. En lugar de complacer expectativas externas, hicieron de su día especial un reflejo de su historia de amor.
La celebración también puso de relieve la importancia de la moda como medio de expresión. Tanto los atuendos iniciales como los cambios posteriores reflejaron el estilo personal de cada una. Fue un recordatorio de que el matrimonio no solo es un compromiso legal o religioso, sino también una afirmación de identidad compartida.
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